martes, 28 de octubre de 2014

CAPITULO 15





Lola me deja en casa. Encuentro a mis hermanitos en la sala familiar jugando Xbox, y papá me entrega un vaso de vino tan pronto como entro a la terraza.


—Por nuestra brillante hija —dice, sosteniendo su propio vaso en alto.


Me sonríe con indulgencia antes de acercar a mamá a su lado, y la puesta de sol detrás de ellos crea una silueta bien iluminada, estoy segura de que estaría encantado de verlo en una fotografía enmarcada—. Confío que tu último fin de semana salvaje fue perfecto y, como tu padre, no quiero oír ni una sola cosa al respecto. —Sonríe a esta pequeña broma, y probablemente me haría gracia si nuestra historia no fuera tan peligrosa—. Por la esperanza de que tu futuro de aquí en adelante no sea más que enfocado y exitoso.


Choco mi copa con la suya con poco entusiasmo y veo su rostro mientras me mira. Me he duchado dos veces, pero todavía como la mierda con mi camisa negra y mis pantalones rotos. Sus ojos van a través de mi boca, hasta mi cuello, donde he tratado de cubrir las marcas de mordiscos y manchas rojas con una bufanda gris de jersey. 


La sonrisa de papá rápidamente se convierte en una mirada de disgusto, pero parece no haberse dado cuenta de mi anillo de boda. Con cuidado, deslizo mi mano izquierda en el bolsillo para que siga siendo así.


Coloca el vaso sobre la barra al aire libre y se aleja de mamá. —Las mujeres que tienen éxito en los negocios son damas —dice entre dientes, y siento un raro hilo de satisfacción, sabiendo lo mucho que está disfrutando este momento. He sido más que responsable y ambiciosa en los últimos cuatro años, por lo que es casi imposible para él ser constantemente crítico. Pero está en su elemento ahora; mi padre está mucho más cómodo dando insultos que elogios.


—Fuimos a Las Vegas para celebrar la graduación, papá. No nos convertimos en prostitutas. —No, Paula, solo te casaste con un extraño.


—Tienes un montón de crecimiento por hacer antes de que te merezcas tu admisión en la Universidad de Boston. Por mucho que me disgustaba la idea de que fueras una bailarina por el resto de tu vida, por lo menos admiraba tu ambición. Ahora, tan pronto como te gradúas de la facultad, llegas a casa luciendo como si hubieras estado... —Niega con la cabeza—. Ni siquiera sé lo que has estado haciendo. Nadie va a querer trabajar para una vagabunda que viene al trabajo con los labios amoratados, con chupetes, y oliendo como alcohol de varios días. Corrige tus errores, Paula.


Mamá jadea en una respiración sorprendida, y lo mira como si fuera oponerse a esta diatriba absurda. Pero su energía se disipa a medida que él se encuentra con sus ojos en desafío. Empieza a caminar al interior, su mimosa olvidada.


 Mamá se queda atrás, solo diciendo—: Oh, cariño.


—No lo hagas, mamá. Estoy bien.


No quiero que tenga que estar de mi lado. Me voy pronto, y la vida es mucho más fácil para ella cuando está de lleno en el Equipo David. Me lanza una mirada conflictiva antes de seguir a papá al interior de la casa.


La puerta corrediza de cristal se cierra demasiado fuerte, y aún puedo escuchar a mi papá. ¿Alguna vez aprenderá? Tirará esta oportunidad sobre mi cadáver.


Miro hacia el perfecto jardín de mamá, el inmaculado césped, los exuberantes macizos de flores, la valla prístinamente blanca, y me siento como una fea mala hierba en medio de ello. Siempre me he sentido un poco fuera de lugar aquí. Ahora me siento como un completo extraño.

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