miércoles, 19 de noviembre de 2014
CAPITULO 66
De alguna manera nos las arreglamos para volver a mi apartamento con la ropa todavía puesta. Ruego que no despertemos a Julianne mientras tropezamos, besándonos, hasta el camino de entrada y luego golpeamos un lado del garaje, donde Pedro desliza sus manos por debajo de mi vestido y debajo de mi ropa interior, rogándome que lo deje sentirme. Sus dedos son cálidos y exigentes, haciendo a un lado el encaje endeble y deslizándolo hacia atrás y hacia adelante sobre mi piel.
—Te sientes irreal —susurra—. Te necesito desnuda. Necesito verte.
—Entonces llévame arriba.
Nos tropezamos y estrellamos mientras hacemos nuestro camino por las escaleras de madera hacia mi apartamento, golpeándonos contra la puerta mientras él besa mi cuello, sus manos agarrando, hambrientas, mi culo, jalándome hacia él.
—Pedro—me río, empujando débilmente su pecho para poder sacar las llaves de mi bolso.
Una vez dentro, no me molesto en encender las luces, ya que no estoy dispuesta a alejar mis manos de su cuerpo, ni siquiera el tiempo suficiente para encontrar el interruptor.
Escucho mis llaves cayendo, seguido de mi bolso y el abrigo, y entonces somos nosotros dos en la oscuridad. Se inclina, envolviendo los brazos alrededor de mi cintura,
levantándome hacia su boca.
—Me gusta tu casa —dice Pedro sonriendo en el beso.
Asiento contra él, sacando la camisa de la cintura de sus pantalones.
—¿Te gustaría un tour?
Se ríe cuando mi frustración crece mientras mis dedos se enredan con su camisa en la oscuridad. ¿Por qué hay tantos malditos botones?
—Este tour incluye la cama, ¿no? —dice y golpea con suavidad mis manos, por lo que hace mi trabajo más fácil y rápidamente.
—Y la mesa. Y el sofá —digo, distraída por los kilómetros de una piel suave y perfecta de repente delante de mí—. Tal vez el suelo. Y la ducha.
Sólo han pasado unos días desde que me tocó, pero se siente como un año y mis palmas se deslizan por su pecho, mis uñas curvándose a lo largo de las líneas torneadas de su estómago. El sonido que hace cuando me inclino hacia delante y beso su esternón es algo entre un gruñido y un
gemido necesitado.
Desliza mi malla desde mis hombros, empujándola por mis brazos hasta que mis manos están atrapadas a mis costados. —Vamos a empezar con el dormitorio. Podemos hacer el recorrido más tarde.
—Tenemos doce horas para matar —digo. Toma mi labio inferior entre sus dientes y gimo, habiéndolo echado mucho de menos, es como si la banda alrededor de mi pecho se hubiera roto y puedo respirar, lleno y profundamente.
La cama es la cosa más grande en el apartamento e incluso en la oscuridad, él la encuentra fácilmente.
Retrocede hacia colchón, besándome todo el camino y se sienta, moviéndome para llevarme entre sus piernas abiertas. Sus manos son suaves en la piel en la parte posterior de mis muslos, de arriba a abajo hasta que sus dedos alcanzan el dobladillo de mi ropa interior. La farola de la calle lanza un cono débil de luz a través de una pared y sólo puedo distinguir su rostro, sus hombros. Sus pantalones están abiertos y su polla ya está dura, la punta asomando por encima de la cinturilla de sus calzoncillos, su longitud pulsa plana contra su estómago.
Él me jala hacia adelante y siento el calor de su boca en mi cuello.
—Doce horas no es suficiente —dice, empujando las palabras en mi piel.
Lamiendo una línea entre mis pechos, chupa mi pezón a través del encaje de mi sujetador. Me esfuerzo por liberar mis manos y se apiada de mí, empujando mi ropa por mi cuerpo y dejando que se apile a mis pies.
Finalmente, siendo capaz de moverme, empujo mis dedos en su pelo y es como lo recordaba —sus sonidos, su olor, la forma en la que mi piel destella caliente cuando chupa la piel debajo de mi clavícula— ¿cómo creí que podría vivir un día sin esto?
—Quiero quitarte esto —dice Pedro, llevando las manos detrás de mí para desabrochar los diminutos ganchos de mi sujetador. Sus manos pasan por los tirantes, moviéndolos en dirección opuesta, mientras bajan por mis hombros, sus manos deslizándose a lo largo de mis hombros y luego por mis pechos, ahuecándolos. Inclinándose hacia adelante, palmea uno y besa el otro.
Hace un pequeño sonido de aprobación y mueve una mano por encima de mi culo. —Y éstas. Quítatelas. —Su boca se cierra sobre un pezón y su lengua gira en el pico.
Este es el punto en el que habría tenido que desaparecer en el interior de la otra persona, para calmarme con los disfraces y ficción. Pero en este momento, la única persona que quiero ser es yo.
—Tú también —digo—. Quítate los calzoncillos. —Veo con hambre desenfrenada como se levanta y se quita el resto de su ropa.
Pedro no me mete prisa, sólo recuesta su largo cuerpo en la
cabecera de la cama, se acuesta y espera hasta que deslizo mis dedos por debajo del elástico y empujo mis bragas bajo mis caderas. Sin decir una palabra él se toca, agarrando su polla por la base y acariciándola lentamente.
Subo a la cama, cerniéndome sobre él con mis muslos a
ahorcajadas a cada lado de su cadera. Libera su polla, y esta sobresale hacia arriba, con fuerza contra su estómago, sus ojos muy abiertos y centrados en el espacio cada vez menor entre nuestros cuerpos. Con manos impacientes, agarra mis caderas, levantándome más y colocándome por encima de él.
Su mandíbula se flexiona, su cuello se arquea hacia atrás en la almohada y gruñe un—: Tócame.
Paso las manos por su pecho y más abajo, deslizando mis dedos por su longitud y acunando sus bolas, su cadera.
Hay algo tan sucio por estar encima de él de esta manera.
Estoy desnuda para él, expuesta. No puedo esconder mi cara en su cuello y desaparecer bajo su peso y la comodidad de su cuerpo.
Esto es nuevo para nosotros, al verlo aquí en mi apartamento y en mi cama, con su pelo hecho un lío en el centro de mi almohada. Sus ojos están vidriosos, sus labios de color rojo por mis besos, y me hace posesiva de una manera que nunca había sentido antes.
—Estás tan caliente —dice, alcanzando entre mis piernas—. Tan lista para mí. —Sus dedos se deslizan fácilmente por mi piel, explorando, antes de agarrar su polla y moverse contra mí. No puedo apartar la mirada de su rostro, de su concentración enfocada donde nuestros cuerpos se tocan y es como si el aire haya sido aspirado e incinerado con un solo suspiro.
Empuja hacia adelante con cada pequeña flexión de las caderas, más cerca, más cerca, hasta que está allí, por fin, presionando dentro de mí. Me hundo en él lentamente, respirando tan fuerte y rápido, y no puedo cerrar los ojos porque su expresión es irreal: los ojos cerrados, los labios
abiertos, sus mejillas con manchas de color rojo mientras jadea debajo de mí, abrumado.
Estoy demasiado llena y le doy a mi cuerpo un segundo para acostumbrarse a la sensación de tenerlo tan profundo.
Pero no es lo que quiero; no quiero estar quieta. Quiero sentir su roce y sus manos ásperas.
Quiero sentirlo toda la noche.
Empiezo con un balanceo suave sobre él, perdida en sus reacciones tanto como parece perdido en la sensación de mí. Sus manos aprietan mis caderas, sujetándolas, pero dejándome conducir y finalmente abre los ojos, mira mi cara y sonríe, mostrando la esencia más pura de Pedro: ojos brillantes, hoyuelo juguetón y su dulce boca sucia.
—Dame un pequeño espectáculo, Cerise. Rómpeme.
Con una sonrisa, levanto mi cuerpo y me deslizo hacia abajo, y luego un poco más rápido y más rápido, hipnotizada por la pequeña arruga entre sus cejas mientras mira mi rostro concentrado.
Cambia el ángulo de sus caderas, satisfecho cuando me quedo sin aliento y lleva su mano entre nosotros para tocarme, acariciarme, tranzándome y en voz baja le susurro más rápido y más duro.
—Déjame escuchar la follada —gruñe, empujando contra mí—. Deja salir a mi pequeña salvaje.
Observa con gran atención como comienzo a correrme y me
susurra—: Oh, Paula, eso es.
Mis manos se plantan en su pecho, mis ojos se enfocan en sus labios entreabiertos y le ruego—: Por favor, oh, por favor. —Siento que mi cabeza comienza a caer de nuevo cuando aumenta el placer—. Ya casi. Ya casi.
Él me da una pequeña inclinación de cabeza, una pequeña sonrisa, y presiona sus dedos con más fuerza contra mí, viendo como me destruye por la pura sensación, yendo sobre él y, finalmente, cierro los ojos frente a la intensidad de los suyos, el plateado, cegándose de liberación mientras
me derrumbo contra su pecho.
El mundo se inclina, las sábanas suaves están en mi espalda y siento su mano entre mis piernas, tocándome antes de guiarse a sí mismo hacia mi interior y luego moviéndose encima de mí —con largas, seguras caricias— su pecho presionando el mío. Él es cálido y su boca se mueve por encima de mi cuello, hacia mi boca, donde chupa y saborea, gruñendo maldiciones bajas y palabras como: mojada y córrete y piel dulcemente húmeda y más profundo, tan profundo, tan profundo.
Deslizo las manos por su espalda, agarrando su culo y saboreando el agrupamiento del músculo en mis manos mientras se mueve, doblándose en mí y moviéndose más duro cuando abro mis piernas más ampliamente, enterrando las uñas en su piel. Animándome debajo de él, sintiendo otro orgasmo tomar forma en los bordes.
Suspiro su nombre y él acelera a medida que mira mi cara, gruñendo un silencioso—: Sí. Joder.
Su frente está sudorosa, sus ojos en mis pechos, mis labios y entonces empuja su cuerpo, alejándose lo suficiente para ver por dónde están unidos nuestros cuerpos. Está húmedo por mí, tan duro en todas partes: sus músculos tensos y listos para tomarme, a punto de explotar. Esta siempre ha sido nuestra mejor posición, la fricción, el ajuste de su cuerpo contra el mío y haciendo círculos con sus caderas, mirando entre nuestros cuerpos y luego a mi cara, volviendo y arremetiendo otra vez, finalmente exhalando una ráfaga de aire mientras susurro—: Oh.
Se queja de alivio cuando empujo mi cabeza en la almohada, salvaje debajo suyo y seguido de un grito agudo.
—Estoy cerca —gruñe, arqueando la cabeza hacia atrás y cerrando los ojos—. Oh, Dios, Paula.
Se desploma sobre mí, sus caderas girando tan salvaje y profundo contra mí que estamos casi pegados a la cabecera de la cama, con las manos en puños, encrespándose alrededor de la almohada al lado de mi cabeza. Grita mientras se corre; el sonido hace eco en el techo y las paredes aún vacías y silenciosas.
Mis sentidos vuelven a mí de una vez: primero la sensación de tenerlo dentro de mí, el peso de su cuerpo, caliente y resbaladizo por el sudor. Mi propio cuerpo es blando, pesado.
Oigo el sonido de su respiración trabajosa en mi oído, su silencioso—: te amo.
Después de eso puedo saborear y oler la sal de su piel cuando beso su cuello y empiezo a distinguir la forma de sus hombros por encima de mí, el lento balanceo mientras comienza a moverse de nuevo, sólo sintiendo.
Sacude el pelo de mi cara y me mira. —Quiero fingir —dice.
—¿Fingir?
—Sí.
Se empuja para estar por encima de mí y recorro con mis manos su pecho sudoroso, tocando donde él desaparece en mi interior. Un temblor se mueve por mi columna vertebral y siento el calor de su mirada, el peso de su atención presionando mientras escanea mi rostro, analizando mi expresión.
—¿Fingir qué? —pregunto.
—Que ya han pasado seis meses —sus dedos peinan mi cabello, alisando los mechones húmedos de mi frente—, y que vivo aquí. Quiero fingir que he terminado con el caso y estamos juntos. Permanentemente.
—Está bien. —Levanto el brazo y empujo su cara contra la mía.
—Y tal vez que tienes un traje de cabaretera y finalmente has aprendido a hacer malabares. —Me besa y luego se aleja, frunciendo el ceño en una expresión de seriedad fingida—. No tienes miedo a las alturas, ¿verdad?
—¿Esa es tu fantasía?
Inclina la cabeza, su sonrisa un poco traviesa. —Sin duda, es una de ellas.
—¿Y las otras? —pregunto. Me pondría cualquier cosa para él, pero sé que podría ser yo misma, con la misma facilidad.
Quiero pasar cada noche amándolo tanto como lo hago en este momento.
Por enésima vez me pregunto si las palabras que no he dicho se escriben encima de mi cabeza, porque su sonrisa se ensancha, alcanzando sus ojos de esa manera que succiona el aire directamente de mis pulmones.
—Supongo que tendrás que esperar y ver.
Fin
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Ayyyyyyyyy, qué hermosa historia por favor!!!!!!!!!!!!! Me encantó!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarMuy bella historia!! Qué lindo final!!! Me encantó!!!!!!
ResponderEliminarAyyyyy me encantoooooo, hermosísima historia!!!! Muchas gracias x subirla! Espero la prox nove! Bsoo @GraciasxTodoPYP
ResponderEliminarQue hermoso final,me encanto!!!
ResponderEliminarEmoción pura el final ! Me encanto muchísimo esta historia, son geniales
ResponderEliminarHermoso final!!! Me encantó esta historia!
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